27 de mayo de 2013

La Nueva Parroquia

La circunstancia del crecimiento urbano de Bucaramanga hacia su parte oriental hizo surgir la idea de erigir una nueva parroquia 'oriental' bajo la advocación de la Sagrada Familia, idea que fue promovida por el párroco encargado de San Laureano, Joaquín Uribe Villareal. Este reunió en su casa a 80 personas y los comprometió con el proyecto, de tal manera que después de recolectar $10.000 procedieron a comprarle a Eusebio Cadena su casa campestre y solares para sede parroquial. Transformando dicha casa en capilla pudo el padre Uribe celebrar el 15 de febrero de 1896 la primera misa...

[Fotógrafo: Gumercindo Cuéllar?]
Una Junta de Fábrica, encabezada por los señores Benancio Collazos, Félix Amaya, Juan Obando, Jesús Neira, y Eusebio Sánchez puso empeño en el proyecto y logró que el 3 de marzo de 1898 se realizara la ceremonia de colocación y bendición de la primera piedra del templo que sería edificado en el sitio. Aunque esta obra fue temporalmente suspendida con ocasión de la guerra de los Mil Días, en marzo de 1902 se reconstituyó la Junta de Fábrica bajo la presidencia del párroco Juvenal Quirós y con los señores Cayetano y Emilio Pradilla, Clímaco Silva, Camilo Ordóñez, Rafael Puyana Gómez, Tomás French y Jesús Neira. [] El desenlace se inclinó desde 1910 hacia el fortalecimiento de la nueva parroquia, cuyo feligresado emergió como la nueva élite social de la primera mitad [del siglo XX], al punto que su plaza, originalmente llamada de Belén y luego de Santander, se fue convirtiendo en la principal de la ciudad y la iglesia adquirió el rango de parroquia catedral.

Fotografía de 1930 al inaugurarse las lámparas del parque. [Archivo Gavassa]

La erección parroquial de la Sagrada Familia produjo conflictos entre el vecindario bumangués. Quince feligreses de San Laureano firmaron una carta en 1896 para oponerese a la escisión de su parroquia en dos, alegando incapacidad del feligresado oriental para sostener otro cura. El propio cura José María Villalba, quien al regresar de Roma había continuado el empeño del padre Uribe, se vio envuelto en la agitación que había producido la existencia de la nueva parroquia oriental, quizás hasta que el obispo [desde Pamplona] apaciguó los ánimos con su respaldo a la nueva erección.

[Cortesía de Alba Tarazona]
Textos tomados de: Martínez y Guerrero, 1995.

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