Columna escrita por: José David Ávila Z.
La propagación mundial del COVID 19 ha traído consigo varios malestares, tensiones e inequidades a nivel de la política internacional y nacional. En Colombia hemos visto cómo las medidas que se han tomado desde 2020, han sido condicionadas por decisiones internacionales desde los centros de poder mundial, destacándose abiertamente la magnitud de la influencia de las farmacéuticas. Es preciso mencionar también que la inestabilidad social que ha generado la pandemia puede tener su origen en el sistema capitalista de producción a despecho de consideraciones éticas y ecológicas, que de continuar su modus operandi–como parece que continuará—puede seguir ocasionando enfermedades zoonóticas aún peores en años venideros. El panorama es pues desalentador desde varias aristas: el problema es causado afuera, y su forma de tratamiento es determinada afuera, las condiciones que lo causan no parece que vayan a cambiar ni en el mediano plazo, los países subdesarrollados resultan peor golpeados económicamente y su soberanía queda en entredicho en cuanto a la capacidad de decidir sobre el problema en general.
Dentro de las
teorías sobre el surgimiento del coronavirus, nos parece muy acertada la
ecosistémica que plantea el Fondo para la Vida Silvestre
Ahora bien,
no hace falta elucubrar demasiado para entender que la deforestación masiva es
causada por el sistema de producción en masa propio del capitalismo transnacional,
el cual avanza implacablemente la frontera agropecuaria a tasas que superan la
capacidad de carga natural. Por tal motivo, en reciente publicación, Andreas
Malm ha establecido la tesis del Murciélago y el Capital, que
pictóricamente postula que “la acumulación desenfrenada de capital es lo que
zarandea con tanta violencia el árbol en el que viven los murciélagos y los
otros animales. Y lo que cae es una lluvia de virus”
Pero la COVID
19 prontamente dejó de ser una epidemia remota y pasó a ser una pandemia
mundial y, en tanto que mundial, vuelve el capital trasnacional a sacar tajada.
Es así como ‘ineludiblemente’ nos vemos abocados a la obligación de vacunarnos
con antígenos que poderosos laboratorios farmacéuticos extranjeros produjeron
en tiempo récord. Así mismo, hemos tenido que aprender a convivir con la COVID
y una serie de medidas restrictivas que van y vienen; la mayoría son
concertadas en los Centros de Poder mundial. Mientras tanto la producción y los
pasivos ambientales siguen aumentando, no se puede parar nunca: los pingües resultados
de las Conferencias de Cambio Climático (COP) son un claro ejemplo del poco
compromiso ecológico de los grandes capitalistas. No sin razón la WWF ha lanzado
la campaña “Pídele a tu gobierno que tome medidas concretas para futuras
pandemias”[2],
sin embargo en el status quo qué tanto pueden hacer los gobiernos de países
tercermundistas al respecto?
En este escenario
encuentro muy útil, y no utópico[3],
pensar en las epistemologías del sur. Contextualicémoslas un poco. La
interseccionalidad, así como la interculturalidad, pone de manifiesto vacíos e
injusticias dentro del sistema mundo que rige hoy desde el centro, el cual
tiene cimientos colonialistas, patriarcales y eurocéntricos, o del norte.
Enrique Dussel y Boaventura de Sousa Santos son dos célebres pensadores que
claman por las epistemologías del sur, o por descolonizar la cultura en la
Trans Modernidad (cfr. Sousa Santos de, 2012 & Dussel, s.f.). Es la forma
de llegar a una justicia y un desarrollo auténticos, y dejar de vivir a la
sombra de lo que no somos: no somos ni europeos ni estadounidenses; para el
caso, somos latinoamericanos. A nivel mundial el pensamiento, la ciencia, y la historia
de ambos, son eurocéntricos, pero a nivel latinoamericano también: nuestro
propio pensamiento está castrado y subyugado a la corriente dominante.
Entendemos
sin embargo que existen la otredad, la alteridad, más cómo considerarla más
allá de lo extravagante, lo anecdótico o lo singular? La universalización
epistemológica sería poder entender todos los puntos de vista, o al menos
considerarlos como dignos de ser tomados en cuenta. Para llegar a ello, la
corriente de Dussel y Santos parte de nosotros mismos quienes estamos
geográfica e históricamente en la periferia. Debemos retomar nosotros mismos
primero un discurso original y auténtico, sin sentirnos avergonzados de
nuestras particularidades, de los saberes ancestrales, de la dialéctica
histórica propia. Una vez esto, podemos reclamar con entereza el lugar en el
sistema mundo que tiene toda esta cultura y otredad que ha sido emasculada,
olvidada o despreciada.
Extrapolando
lo anterior a nuestro tema en discusión, encuentro que la COVID 19 también ha
puesto de manifiesto que seguimos en el paradigma de la colonización, el eurocentrismo
y el capitalismo. Empoderarnos epistemológicamente podría conducir a revisar y
aplicar otras formas de tratar la emergencia sanitaria, prevenir y curar la
enfermedad: formas propias que retomen la sabiduría ancestral y nuestra
auténtica diversidad cultural y natural. No tendríamos que estar sujetos a las
formas de abordar la cuestión que han seguido los países poderosos, las cuales
no se han podido aplicar con éxito en los subdesarrollados, precisamente porque
se mueven con dinámicas distintas. Esta idea parece muy arriesgada pero es
menester afianzarla con denuedo, toda vez que la pandemia ha dejado ver
claramente lo despiadado del sistema: rompe el equilibrio natural afectando
principalmente los ecosistemas en lugares periféricos (Africa, Latinoamérica, suroriente
asiático), pone en riesgo la salud de las personas, y una vez esto multiplica
la inequidad porque los países pobres no pueden acceder a tiempo y
competitivamente a las mismas soluciones médicas que el sistema impone.
Bibliografía
Dussel, E. (s.f.). La descolonización cultural. Buenos
Aires: Centro Cultural de la Cooperación.
Malm, A. (2020). Corona,
climate, chronic emergency. War communism in the twenty-first century. London: Verso Books.
Sousa Santos de, B. (16
de Febrero de 2012). Epistemologías del Sur (ES, Entrevista ALICE 5/9,
Coimbra).
Vega, R. (2021). Una
reivindicación del comunismo de guerra ecológico. IZQ. Espacio Crítico(101), 61-101.
WWF. (2020). COID
19: urgent call to protect people and nature. Gland: World Wide Fund for
Nature.
[1]
Otra teoría de la WWF indica que primero el murciélago ha contagiado de
coronavirus el pangolín, cuya carne es muy apreciada como bien exótico y se
cotiza su libra en cientos de dólares para proveer apetitos elitistas, no solo en
China sino comercializada por el mundo.
[3]
Porque como sostiene Renán Vega, lo verdaderamente utópico es pensar que el
capitalismo puede resolver la crisis mundial que el mismo creó, continuando su
misma forma de hacer las cosas: despilfarro y destrucción