5 de julio de 2014

Simón Bolívar

[Caracas, 1783 - Santa Marta, 1830]; General

Lienzo de Oscar Rodríguez Naranjo

Simón Bolívar es el referente de nación para todo colombiano. En cada poblado hay por lo menos una mención a él: desde establecimientos hasta plazas. En toda ciudad colombiana de renombre hay una efigie que le recuerda.

Bucaramanga nunca se recuperará de la conmoción que vivió por las tres visitas de este magno personaje, sobretodo por la tercera de ellas, en los días que se celebraba la Convención de Ocaña: 
  • Febrero de 1820
  • Agosto de 1827
  • 31 de Marzo al 9 de junio de 1828
Elvira Sarmiento de Quiñonez, describe atinadamente el suceso:

No queda mansión señorial de la urbe que no proporcione mobiliarios, camas, lozas, cubiertos, mantelería, figurillas pintorescas de yeso...Las señoras se consultan aquí y allá sus conocimientos en culinaria y en acondicionamiento de habitaciones elegantes...Los intelectuales de la Villa se afanan por buscar el que mejor hable en público para que dedique la oración de recepción... El padre Valenzuela, en ajetreos de presentación de la casa cural, refunde partidas de matrimonios (allí se celebrará el banquete de recepción). El coro de la iglesia se asea y surte de muebles para que allí escuche la misa Su Excelencia y su ilustre comitiva. El coronel Luis Perú de Lacroix (casado con la bumanguesa Dolores Mutis y Amaya) se adelanta a la caravana para estar con anticipación en la ciudad en alistamientos y observaciones unas y otras...
Ya todo está listo. La ciudad se viste con sus mayores galas. Los ventanales lucen festones de matices diversos; la portada de la casona que espera al gran huésped resalta notoriamente entre adornos florales;... las campanas de San Laureano y los Dolores se echan al vuelo...
Ha entrado don Simón en la Villa que lo aclama con efusión. Y la multitud lanza mueras a Fernando VII...
Es la hora del banquete... los asistentes del lugar no hallan cómo empezar un período de conversación con los visitantes, el héroe dice al señor Cura (para cortar el hielo con picardía): "Doctor Valenzuela: ¿Verdad que esta comida se parece a las bodas de Camacho?" a lo cual responde aquel: "Es verdad, señor, y Vuestra Excelencia está haciendo de Quijote". Se dice que el Libertador tosió nerviosamente, frunció el entrecejo y se mordió los labios.
Con este chasco inicia la relación entre el clérigo y el Presidente, en la cual el primero, devoto de quien pudiese mantener el orden en el país, termina por profesarle lealtad, en tanto que el segundo, en el límite de su asombro por las opiniones que le manifestaba Valenzuela, termina diciendo a Lacroix: "¡Qué locura! Pero nadie le quitaría de la cabeza al cura de Bucaramanga que en política y en materias de Estado sabe tanto como el arzobispo de Malinas".

Busto autoría de Luis Pinto Maldonado ubicado en el patio interior de la casona que hospedó a Bolívar en 1828: Cll 37 Nº 12-15 (nomenclatura actual).

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